Tal y como señala este análisis sobre los programas de mentoría, tutela o acompañamiento, la mentoría ha cobrado protagonismo en el panorama de los servicios sociales europeos. Sus características ―gran flexibilidad y cercanía― proporcionan una atención más directa y menos rígida, adaptándose a las necesidades de las personas destinatarias. Para conocer mejor este tipo de intervenciones, a continuación se describen tres buenas prácticas: Proyecto Coach, Näktergalen y KVINFOs_Mentornetværk.
Buena práctica (I): Proyecto Coach (Cataluña)
El objetivo principal del Proyecto Coach es ofrecer un primer contacto con el mundo laboral a jóvenes que se encuentran en situación de riesgo o exclusión social. La Fundación Exit comenzó el programa en 2008 en Barcelona, y desde entonces 1.602 jóvenes, acompañados por 1.808 voluntarios corporativos de 95 entidades sociales y educativas, así como 87 empresas han participado en el programa, que se ha extendido a otras ciudades españolas.
Se trata de una iniciativa de voluntariado corporativo que pretende mejorar la empleabilidad de jóvenes en riesgo de exclusión social a través del coaching y la mentoría. Una de las peculiaridades de proyecto es que el mentor o mentora es un alto cargo directivo de una gran empresa. En este sentido, se dirige a empresas socialmente responsables que quieren involucrar a su personal en una acción solidaria concreta durante un tiempo limitado y con unos resultados asegurados. La Fundación Exit proporciona formación a este voluntariado corporativo, de forma que pueda ejercer de coach de los/as jóvenes. El programa permite al voluntario aprender y ejercitar técnicas que podrá aplicar en su día a día y, además, conocer a un/a joven de quien también podrá aprender mucho y que le obligará a adquirir o entrenar competencias de comunicación, atención a la diversidad o liderazgo.
Durante seis sesiones, el voluntario ‘mueve’ al joven o la joven por la empresa, presentándole a sus compañeros y potenciando el trabajo en equipo. De esta manera, el o la joven conoce el mundo de la empresa por dentro y descubre su vocación, al tiempo que se motiva para continuar formándose.
La evaluación llevada a cabo por Feu et al. (2016) de éste y otros dos programas de mentoría llevados a cabo en Cataluña evidencia que estas intervenciones:
- Incrementan el capital social, a través de las redes que los mentores les proporcionan.
- Promueven el desarrollo emocional de los jóvenes, a través del aumento de la autoconfianza y la autoestima.
Sobre el Proyecto Coach, en concreto, indica que:
- Mejora las aspiraciones educativas de los/as jóvenes (un 88% afirman tener intención de seguir estudiando).
- Mejora sus expectativas ocupacionales (un 87% establecen un objetivo profesional de mejora).
- Aumenta considerablemente la autoconfianza y autoestima (en un 88% de los/as jóvenes participantes).
- Muchos/as jóvenes resaltan además que el proceso de mentoría ha supuesto un cambio en sus vidas.
- En cuanto a los ejecutivos mentores, un 98% juzga positiva su participación y un 84% considera que ha mejorado alguna de sus competencias directivas.
Buena práctica (II): Näktergalen (Suecia)
Näktergalen es un proyecto de mentoría dirigido a niñas y niños. Surgió en 1997 en la Universidad de Malmö (Suecia), inspirado por el programa israelí Perach, que data de 1972. Los tres años de duración inicialmente previstos se prolongaron con tres proyectos piloto hasta que, en 2005, el programa se institucionalizó. Desde entonces, se ha extendido por toda Europa, de forma que se ha creado una red de ciudades participantes en el proyecto y 24 universidades toman parte en él.
Su objetivo principal es fomentar la movilidad social, o más exactamente, aumentar la diversidad cultural y étnica en las instituciones, en general, y en el ámbito universitario, en particular. Además, persigue fomentar la autoestima de las niñas y niños beneficiarios, promover su rendimiento escolar e incentivarles a cursar estudios superiores. No obstante, el proyecto también aporta beneficios a quienes ejercen de mentores/as, ya que pueden conocer cómo es la vida de un/a niño/a (y su familia), y empatizar con personas que llevan una vida muy diferente a la suya.
El programa recluta a alumnado universitario para que haga de mentor de niñas y niños de entre 8 y 12 años que viven en familias en las que hay poca tradición de estudios universitarios. Mentor/a y ‘alumno/a’ se encuentran una vez a la semana durante dos o tres horas, de octubre a mayo. Se pretende que el/la universitario se convierta en un modelo o persona de referencia para el/la menor.
Los/as tutores/as reciben formación y asesoramiento, 3.000 SEK y un certificado acreditativo. Si bien al principio se trataba de estudiantes de Pedagogía, hoy se admiten personas con otros perfiles. En el mismo sentido, el proyecto también se ha abierto a personas mayores, emprendedores y otros colectivos.
Las evaluaciones realizadas han sido muy positivas:
- Durante los tres primeros años del proyecto, más de un 97% del voluntariado completó su participación en él. Niños/as, familias, profesorado y alumnado participantes quedaron muy satisfechos con la experiencia (Rubinstein Reich, s/d).
- Los menores participantes perciben al mentor o mentora como una referencia y un apoyo en sus vidas; el proyecto les permite vivir nuevas experiencias, adquirir nuevos conocimientos y mejorar su autoestima y nivel de sueco. Las y los tutores, por su parte, señalan que les ha aportado nuevos conocimientos; que, gracias a él, han vivido nuevas experiencias; y que les ha hecho reflexionar sobre cuestiones como la segregación y la multiculturalidad. Estos aprendizajes resultan además útiles en la práctica de su futura profesión (Sild Lönroth, 2007).
Para Rubinstein Reich (s/d), la mayor fortaleza del proyecto es su estructura y reglamento. Subraya, especialmente, la importancia de los informes mensuales que se requieren, la formación y el asesoramiento, y el proceso de emparejamiento (matching) entre menores y universitarios/as. La duración prevista para estas relaciones de tutoría se juzga adecuada para alcanzar los fines planteados. Los/as mentores/as disponen de suficiente tiempo para desarrollar su labor, pero no llegan a cansarse. La investigadora hace hincapié en la importancia de incluir a niños ‘normales’ en el proyecto, lo que evita el etiquetamiento. En cuanto a la remuneración económica, le parece positiva, pues ayuda a que los mentores se tomen su tarea en serio y contribuye con toda seguridad a que una inmensa mayoría llegue a completar su compromiso. Rubinstein señala, por otra parte, la importancia de la organización horizontal del proyecto, y considera que, si éste se expandiese, sería preferible trabajar en unidades pequeñas (de entre cinco y siete personas), con una persona responsable y otras que ejerzan de coordinadoras.
Según Carina Sild Lönroth (2007), el éxito del proyecto se debe, ante todo, a los siguientes factores:
- Un emparejamiento adecuadamente preparado.
- El primer encuentro se lleva a cabo de manera ‘no condicionada’, es decir, antes de encontrarse, tutor/a y niño/a solamente conocen el nombre de la otra persona.
- El carácter voluntario de la participación.
- La continuidad del proyecto, con encuentros semanales, que genera una sensación de seguridad.
- La claridad y simplicidad de las reglas.
- El papel de madres y padres, que son quienes solicitan una plaza para su hijo/a, sirven de apoyo para el tutor o tutora, e incluso pueden sugerir actividades para los encuentros tutoriales.
- La buena formación y el asesoramiento que reciben los tutores y que les ayuda a darles a los menores un trato adecuado (basado en el respeto y el sentido de humor).
- La cuantía de la remuneración, que garantiza que los tutores no se apunten por el dinero, pero al mismo tiempo, hace que se lo tomen en serio.
La evaluación de un proyecto similar realizado en Girona (Feu, 2015) muestra que la autoestima y el rendimiento escolar aumentan entre los/as niños/as participantes, que también mejoraron sus expectativas educativas.
Buena práctica (III): KVINFOs Mentornetværk (Dinamarca)
KVINFO, el Centro Danés para la Investigación sobre Mujeres y Género, puso en marcha en 2002 una red de mentores que tiene por objetivo facilitar la integración sociolaboral y cultural de personas inmigradas. Mientras que el proyecto principal se centra más en la inserción laboral que social, el subproyecto PIFT y lo hace por igual en ambos aspectos.
Desde su inicio, más de 7.600 mujeres y 100 hombres han participado en el proyecto, y se han formado 3.400 parejas de mentoría. También han participado más de 30 entidades privadas y públicas, de dentro y fuera de Dinamarca. En el futuro, se pretende ampliar y formalizar la colaboración con los ayuntamientos daneses (de los que dependen los servicios sociales).
El programa se dirigía inicialmente a mujeres inmigradas de entre 25 y 45 años que hubieran vivido en Dinamarca durante menos de cinco años ―aunque desde 2010 se admiten también hombres―. Deben carecer de experiencia laboral o encontrarse en formación, y empleo o formación de manera activa. El programa recluta también voluntarios/as para que hagan de mentores/as.
La iniciativa se sustenta en principios fundamentales del movimiento feminista y en las experiencias del mundo empresarial. Se parte de la convicción de que las mujeres, cuando se enfrentan a situaciones difíciles, se benefician de ayudarse, reconocerse y respetarse mutuamente. El uso de esta metodología feminista se combina con la implantación de metodologías de gestión de recursos humanos.
Las personas voluntarias y sus ‘alumnas’ pasan, como mínimo, dos horas mensuales juntas y mantienen, como poco, cuatro horas de otro tipo de comunicación (por teléfono, correo electrónico). Son las parejas de mentoría quienes deciden cuándo y cómo tienen lugar estos encuentros. La intervención dura entre cuatro y doce meses. La entrada en el proyecto empieza con un breve curso de introducción, después del cual las participantes acceden a la plataforma de emparejamiento (matching), a través de la que encuentran un mentor. Lo habitual es que la ‘alumna’ solicite a una persona voluntaria que sea su mentora, pero en ocasiones es el mentor o mentora quien propone una colaboración.
Los/as mentores/as se inscriben a través de la plataforma en Internet, donde facilitan sus datos de contacto, historial educativo y laboral, intereses personales y motivación para ser mentor/a. La participación del proyecto empieza con la asistencia a un breve curso de introducción, tras el cual se accede a la plataforma de emparejamiento.
La ‘alumna’ recibe:
- Coaching de alguien que comparte sus intereses o formación.
- Información de alguien con gran experiencia del mercado laboral danés sobre cómo desarrollar estrategias de búsquedas de empleo y de formación.
- Conocimientos sobre el funcionamiento del mercado laboral danés.
- Entrenamiento para desarrollar las competencias de trabajo en red (networking).
- Posibilidad de desarrollar la autoestima.
- Oportunidad de formar parte de una amplia red de personas con diferentes perfiles.
Las mentoras también se benefician de la participación en el proyecto:
- Se entrenan en habilidades comunicativas e interculturales.
- Mejoran sus conocimientos sobre la población inmigrada que llega a Dinamarca y entienden mejor lo que supone ser inmigrante.
- Se mantienen al día en lo que se refiere a cuestiones relacionadas con el mercado laboral.
- Llegan a formar parte de una amplia red de contactos, compuesta por personas con diferentes perfiles culturales y laborales.
KVINFO proporciona apoyo y asesoramiento tanto a mentores/as como a ‘alumnas’. A lo largo de la participación en el proyecto, las ‘alumnas’ reciben invitaciones para participar en talleres temáticos. Al terminar la participación en el proyecto, tanto la ‘alumna’ como la tutora llevan a cabo una encuesta para evaluar su experiencia.
De acuerdo con Oxford Research (2014), el proyecto ha cosechado muy buenos resultados y ha mejorado respecto a una evaluación anterior. El estudio calcula que la participación en el proyecto incrementó la posibilidad de conseguir un empleo entre el 41% de las mujeres (de hecho, un 38% consiguieron empleo después de participar en el proyecto). Además, constata que el proyecto cumple con varios de los objetivos establecidos:
- Más de la mitad de las usuarias encuestadas afirmaron que su red de apoyo mejoró y muchas afirmaron que su autoestima también lo hizo
- Un 61% de las participantes indicaron que sus conocimientos de danés mejoraron.
- El 71% dijeron que el proyecto les proporcionó información que les ayudó a entender la sociedad danesa.