[icon name=»book» class=»fa-2x fa-pull-left»]Sánchez, L., et al., Guía para la prevención de la adicción al juego y las apuestas online. Valencia, Ayuntamiento de Valencia, 56 p., 2016.
Los avances tecnológicos han influenciado de manera directa en la expansión de los juegos online, siendo la población joven el grupo que mayor aumento de participación ha registrado. Aunque se trata de una actividad socialmente aceptada, los juegos de azar y las apuestas en línea pueden derivar en problemas para la salud. Con el fin de prevenir este tipo de comportamientos, el Ayuntamiento de Valencia publica esta guía para la prevención de las conductas adictivas al juego y las apuestas en línea destinado, especialmente, a la población adolescente que constituye uno de los grupos sociales más vulnerables ante este tipo de trastornos.
Los juegos de azar interactivos tienen ciertas características que suponen mayores riesgos respecto al juego presencial. El fácil acceso a una gran variedad de juegos es uno de sus principales rasgos, por lo que la comodidad de jugar en cualquier lugar hace que tenga un potencial más adictivo. Asimismo, los juegos no presenciales guardan mayor privacidad y anonimato, favoreciendo el encubrimiento de estos hábitos, y además, el uso de medios electrónicos de pago en los juegos y apuestas online dificulta la evaluación de las pérdidas y la conveniencia de abandonar el juego.
Según los datos de la Dirección General de Ordenación del Juego, 985.333 personas realizaron alguna operación de juego online durante 2015, de los cuales un 66,3% tenía 35 o menos años. Este dato refleja un mayor conocimiento y familiaridad de este colectivo con las nuevas tecnologías y el uso de internet. Asimismo, más del 80% de las personas que participan en este tipo de juegos son hombres y el segmento del bingo es donde mayor presencia de la población femenina se registra (41,2% de mujeres frente al 58,8% de hombres).
Fuente: Análisis del perfil del juegador online. Informe 2015.
En cuanto a la frecuencia y las consecuencias negativas asociadas al juego, esta guía establece una clasificación de las personas en relación con los juegos de azar, donde se observan de manera clara las diferentes etapas en el tránsito desde el juego ocasional de carácter recreativo –que realizan la mayoría de los jugadores– hasta los problemas de adicción al juego:
• No-jugadores: son personas que nunca han participado en juegos de azar.
• Jugadores ocasionales o recreativos: son personas que juegan de manera ocasional con una finalidad meramente recreativa y que no presentan consecuencias negativas asociadas al juego.
• Jugadores en situación de riesgo: son personas que juegan regularmente y que manifiestan algún efecto adverso asociado al juego.
• Jugadores problema: son personas que presentan un amplio espectro de consecuencias negativas derivadas del juego (interferencias con el trabajo o los estudios, problemas emocionales físicos, financieros o familiares, etc.).
• Jugadores patológicos o ludópatas: las consecuencias adversas del juego son tan importantes que estas personas cumplen los criterios diagnósticos fijados en el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-V), elaborado por la Asociación Americana de Psiquiatría, para su consideración como jugadores patológicos, mostrándose incapaces de controlar el impulso de jugar, a pesar del daño que les causa el juego.
En base a esta clasificación, ceca de 2.400.000 personas (el 6,3% de la población española) habrían tenido a lo largo de su vida algún tipo de problema relacionado con el juego o habría estado en riesgo de padecerlo, de las cuales unas 725.000 personas deberían ser clasificadas como jugadores patológicos o jugadores problema. Sin embargo, reconocer este tipo de adicción no resulta fácil ya que no muestra ningún signo físico visible, lo que dificulta su detección. Los principales indicios para reconocer los problemas con el juego son los signos conductuales, los relacionados con el dinero y los emocionales. Por tanto, resulta imprescindible identificar comportamientos como mentir, perder la noción del tiempo, gastar demasiado dinero o desentenderse de las responsabilidades, que evidencian una conducta de juego excesivo o perjudicial. En conclusión, la prevención y la detección temprana de estos síntomas reducen la probabilidad de desarrollar problemas relacionados con el juego online.