Experiencias y modelos de alojamiento intergeneracional

Los programas intergeneracionales de alojamiento surgen en Europa como respuesta a dos problemas principales: la soledad y precariedad económica de las personas mayores, por un lado, y las dificultades de acceso a la vivienda por parte de las personas jóvenes, por otro.

La soledad entre las personas mayores constituye un problema cada vez más acuciante. No solo por las consecuencias psicológicas negativas de una soledad no elegida, sino porque, según la evidencia científica, el aislamiento social perjudica seriamente la salud – tanto como la obesidad o como fumarse quince cigarrillos al día-. Al problema de la soledad se suma un panorama económico complicado entre las personas mayores, de las que el 45% asegura tener dificultades para llegar a fin de mes. Otro problema radica en la propia situación habitacional de las personas mayores, que resulta común a la mayoría de países de Europa, y que se concreta en viviendas en propiedad, excesivamente grandes, con baja ocupación y en condiciones de habitabilidad y accesibilidad habitualmente precarias.

Los diferentes estudios realizados a nivel internacional evidencian que se está agudizando la problemática de la vivienda entre la población joven, lo cual se traduce en un retraso de la emancipación residencial entre la juventud. España, en concreto, es el país europeo con mayor número de jóvenes entre 25 y 34 años residiendo con sus progenitores.

Beneficios de los programas de alojamiento intergeneracional

El concepto de alojamiento intergeneracional surge hace más de dos décadas, entre personas de 50- 60 años que buscaban una “tercera vía” de alojamiento que evitara tanto las desventajas de vivir solo en una vivienda aislada, como de alojarse en residencias en las que convivir únicamente con otras personas mayores. En las soluciones residenciales intergeneracionales, personas de diferentes edades conviven en una misma vivienda, edificio, urbanización o conjunto de viviendas. En el caso de los edificios o conjuntos de viviendas cada persona o familia cuenta con un espacio particular que se complementa con espacios comunes (jardines, patios, comedor, salas de reunión, etc.).

La literatura científica pone de manifiesto que las soluciones de alojamiento intergeneracional aportan múltiples beneficios:

  • las personas mayores mejoran su estado de salud, reducen sus gastos y/o aumentan los ingresos, se establecen relaciones de ayuda mutua y aumenta la sensación de utilidad y de seguridad.
  • las personas jóvenes y/o familias reducen los gastos de vivienda, se benefician de la convivencia intergeneracional y del apoyo mutuo y mejoran las condiciones de habitabilidad.
  • desde el punto de vista social y económico, los programas retrasan el uso de servicios especializados, alivian la crisis de acceso a la vivienda, reducen la demanda de servicios de salud, disminuyen la precariedad juvenil y mejoran la cohesión social.

Experiencias y modelos de alojamiento intergeneracional

Por encargo del gobierno de Navarra, el SIIS llevó a cabo en 2018 una revisión de literatura y una selección de experiencias destacadas, tanto a nivel autonómico como internacional,  en el ámbito de los programas de alojamiento intergeneracional. Dicha revisión detectó cuatro tipos principales de soluciones de alojamiento, que cuentan con un fuerte componente intergeneracional:

1. Programas de cohabitación intergeneracional o alojamiento solidario en viviendas particulares

España fue el país europeo pionero en el desarrollo de programas de cohabitación intergeneracional. El primer programa surgió hace más de 25 años y se han ido extendiendo paulatinamente por todo el estado, estando implantados actualmente en más de 20 ciudades. Mayoritariamente, estos programas se concretan en que una persona joven, a menudo estudiante universitaria, reside en casa de una persona mayor durante el curso académico, promoviendo el intercambio, la compañía y la ayuda mutua.

A nivel europeo, Francia es uno de los países que con más intensidad ha promovido los programas de cohabitación intergeneracional y es frecuente que en los proyectos se produzca una combinación de ambos modelos, el solidario y el de convivencia.Entre las experiencias más interesantes cabe destacar la  red COSI (Cohabitation solidaire intergénérationnelle) en Francia, la experiencia belga de “1toit2ages”, el portal HomeShare que recopila los principales programas de alojamiento intergeneracional existentes  en más de 16 países o la web ConvivenciaIntergeneracional que recopila los más de 20 programas desarrollados en el estado español. El resto de modelos de alojamiento intergeneracional que se describen a continuación presentan aún un nivel muy bajo de desarrollo en el estado.

2. Cohousing, alojamiento autogestionado o vivienda colaborativa intergeneracional

La vivienda colaborativa, cooperativa de vivienda  o cohousing -según la terminología anglosajona que se está extendiendo- se define como “un grupo apartamentos privados completos que cuentan con espacios y/o servicios comunes compartidos por las personas residentes que están basadas en sistemas de colaboración y organización interna horizontales”. La tipología básica es de pequeñas casitas independientes, agrupadas en vecindades con patios y avenidas peatonales, con gran cantidad de espacios verdes. La característica principal de las experiencias de cohousing es ofrecer a las personas habitantes un entorno de apoyo mutuo, actividades comunitarias y un vecindario estable, incidiendo no tanto en el espacio físico, sino en las actividades diarias. Otra característica definitoria suele ser el alto grado de participación de los futuros residentes en el diseño y planificación.

No se puede obviar que, salvo excepciones – como la experiencia de Amaryllis en Alemania-, las viviendas colaborativas no constituyen entornos viables para el cuidado de las personas con dependencias medias y severas, y resulta imprescindible el apoyo formal de personal profesional. En la gran mayoría de experiencias de vivienda colaborativa intergeneracional, lo habitual es que los cuidados de asistencia severa se externalicen. Actualmente, Dinamarca – destacando la experiencia de Munksogard, en Roskilde- y Alemania – el citado Amaryllis- constituyen uno de los pocos países del mundo donde las viviendas colaborativas constituyen una alternativa real para las personas mayores.

3. Experiencias intergeneracionales grupos de viviendas sociales

La puesta en marcha de experiencias de grupos de viviendas sociales intergeneracionales parece desarrollarse un modo cuasi experimental, sin que se hayan detectado políticas o programas formales en este sentido.Se trata de proyectos innovadores, que responden a unas necesidades, urbanas y sociales, y a situaciones de partida muy diversas. Mayoritariamente, se trata de iniciativas públicas destinadas a paliar necesidades de vivienda de colectivos sociales muy diversos: personas mayores solas, familias monoparentales, personas jóvenes o con bajos ingresos…

Entre las experiencias más interesantes destacan la Ville Génerations Saint Apollinaire, en Dijon (Francia), Habitat 1460, en Québec,( Canada) o Collectif Logement en Molenbeek, Bruselas (Bélgica).

4. Residencias intergeneracionales

Las residencias intergeneracionales son espacios donde diferentes generaciones se unen, comparten espacios y, puntualmente, se ayudan unas a otras. Las áreas comunes suelen estar rodeadas de espacios verdes y en el entorno se ofrecen diversos servicios y actividades: guarderías, centros sociales para mayores, servicio de apoyo a la crianza, actividades deportivas y culturales, etc.

En las experiencias detectadas en la revisión de literatura se han detectado dos tipos de proyectos principales:
– Viviendas para personas mayores integradas en residencias de estudiantes universitarios.
– Alojamiento de personas jóvenes en el seno de residencias destinadas a personas mayores.

Esta fórmula se están extendiendo especialmente en países como Alemania y Países Bajos. Entre las experiencias destacadas caben citar el Centro residencial y de cuidado Humanitas, en Deventer, la Résidence Habitat et humanisme de Lyon(Francia),  la Kangorou Dar Al Amal en Molenbeek, Bruselas (Bélgica) o los University Based Retirement Communities (Estados Unidos).

 Bibliografía de interés